La historia del ‘Petróleo por Alimentos’/A history of UNScam in Spanish
Artículo en dos partes, por Armando Gonzalez en El Nuevo Herald: Kofi Annan y el escándalo de ‘Petróleo por Alimentos’.
Desde el principio, el programa estuvo mal diseñado. Con el secretario general al frente, el Consejo de Seguridad aprobó condiciones que eran fáciles de manipular. A Saddam, el autor de toda la miseria iraquí, se le dio el derecho a negociar sus propios contratos y de seleccionar a sus clientes extranjeros (Francia y Rusia fueron sus favoritos). Más aún, la ONU le permitió a Saddam elegir el banco que manejaría los fondos y emitiría las cartas de crédito para sus transacciones. La institución designada fue un banco francés, BNP Paribas. Curiosamente, el mayor accionista de PNB era Madhmi Auchi, nativo de Irak, naturalizado en Gran Bretaña y uno de los más ricos ciudadanos británicos. En la década de 1980, Auchi había representado a Saddam en múltiples transacciones. El año pasado, Auchi fue convicto en Francia por ganancias ilícitas en el enorme escándalo Elf Oil.
El secretariado de la ONU dice que el contrato otorgado a BNP fue ”en un ambiente estrictamente competitivo”. En el idioma cubano de la calle diríamos que ésa no se la creen ni ellos mismos.
Pero quizás el aspecto más curioso de PpA es éste: los programas de este tipo en la ONU se costean con contribuciones de los estados miembros. Pero PpA se financiaría enteramente con las ganancias petroleras de Saddam. El secretariado de la ONU recibiría un 3% de comisión sobre cada barril de petróleo vendido, para cubrir sus gastos y pagar por el trabajo de los inspectores de armas en Irak. El efecto de este arreglo fue que el secretariado de la ONU recibió comisiones sustanciales de Saddam para supervisar a… ¡Saddam! Y mientras más crecía el programa, crecían paralelamente las comisiones pagadas a la oficina de Kofi Annan. Durante los siete años de duración de PpA, el volumen de transacciones alcanzó la cifra de 65 billones de dólares. Las comisiones llegaron a casi ¡2 billones! El que Saddam tuviera acceso irrestricto a todo el petróleo iraquí nunca fue cuestionado por el secretario general. En Irak, los recursos petroleros constituían la provincia privada del monopolio estatal y sobre esa base se estructuró el acuerdo con Saddam. Con sanciones que prohibían toda actividad de comercio exterior, todo el comercio ”legítimo” estaba forzado a fluir a través de los ministerios de Saddam bajo la supervisión de PpA. En otras palabras, la ONU le entregó a Saddam la franquicia absoluta de importación-exportación mientras aceptaba la responsabilidad de que este arreglo ayudaría a los 26 millones de iraquíes. El éxito del programa dependía de la integridad, competencia y deseos de la ONU.
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En el Consejo de Seguridad, Annan bloqueaba a dos de los países con poder de veto, Gran Bretaña y Estados Unidos, ninguno de los cuales tenía negocios directos con Saddam. Los representantes de los otros tres países con poder de veto, Francia, Rusia y China, dedicaban sus mejores esfuerzos a urgir la expansión del programa y a ”empujar” a los contratistas de sus propios países, a quienes Saddam había seleccionado como sus clientes y suministradores. ¿Puede alguien sorprenderse de que fueron precisamente Francia, Rusia y China quienes, junto a Alemania, tomaron una radical postura anti-Estados Unidos antes de la guerra? ¿No es acaso el colmo de una corrupta necedad el que nuestros supuestos aliados europeos hayan acusado al gobierno de Estados Unidos de “ir a la guerra por el petróleo”?
Continúa el lunes.